6 de abril de 2007

Despierta la noche sin mi, allá a lo lejos se oyen voces.
Multitudes se defienden de los astros,
que los maltratan como si fueran estrellas,
como si fuesen harapos del tiempo,
y los atormentan al igual que cometas de tiempos pasados.
Sin quererte demasiado,
esta primavera te doy yo la vida,
sabiendo que no sabes nada te doy yo la muerte.
Sabía que eras aire y que un día te irías,
y que no te arrimas a los críos por miedo a ser abrumada,
por miedo a que alguien te quiera.
No me creo las razones de tu odio, porque eres cobarde,
no te creo, ni a ti ni a nadie.
No te creo, ni me tienes en tus brazos, ni estás en mis labios.
Al mirarte creo que no me atrevo a conocerte mejor,
pues al mirarte siento miedo, siento pánico,
de caer y no oir tu pena, no oir tu risa ni tus lloros, por mi desdicha.
Te lamentas solo por lo tuyo,
sin saber que las miradas te atraviesan y no mueres;
esta tarde la fortuna se ha llevado mi alegría.
Sin quererte demasiado he aprendido a esconderte de mí,
entre las ramas, de esos ojos que se ven desde que la noche despierta.

Víctor

Y recuerda: Todo esto es mentira...

No hay comentarios: