21 de abril de 2007

El fin de la cuenta atrás y de nada más

Asiste a nuestro principio. El principio de «¡Despierta, imbécil!» El principio de «Concursante».
Muchos imbéciles han comenzado a abrir los ojos. Muchos más deben hacerlo. Otros se han sentido envanecidos, hinchados en sus egos aéreos al averiguar que «¡Despierta imbecil!» anticipaba una película. ¡Pocos han sabido comprender que tal película anuncia nuestro movimiento! «Concursante» es nuestra película, nuestro legado, la primera bomba rodada, enteramente concebida, creada y publicitada por un movimiento insomne de oposición real a la hipnosis colectiva de una especie cada día más lanar. ¿Algún hipócrita que jamás ha conocido la vigilia quiere arrogarse la potestad de legitimar o condenar una acción sin precedentes inasequible para su cerebro en pausa?.
Martín Circo Martín soy yo. Tal vez pueda serlo usted. Martín Circo Martín ha sido creado para alertar a nuestra especie dormida con una película concebida para penetrar la dura epidermis de millones de conciencias extintas. Concursante es nuestra mayor y más importante acción, nuestra bomba letal destinada a reventar el lugar que antes ocupaban sus almas en fuga. Tras Martín Circo Martín se oculta la identidad de decenas de ex imbéciles radicalmente comprometidos con el destino de su desfallecido planeta. ¡Es nuestra oportunidad! ¡Es su oportunidad! Despreciamos el llanto impostado de quienes son incapaces de sujetar las riendas de su destino y responsabilizan a los demás de su propia inacción. Despreciamos la indignación conveniente de quienes reclaman gratuidad a los demás y exigen, sin embargo, ser nutridos en su autocompasión. ¡Despierta, imbécil! ¡Despierta o calla! ¡Sé valiente, responsabilízate de tus propios derechos o confórmate con juzgar desde la altura de la estulticia una oportunidad que apenas comprendes porque tu vanidad te ciega!.

Concursante es «¡Despierta, imbécil!» y «¡Despierta, imbécil!» es Concursante.

¡DESPIERTA, IMBÉCIL!
MANIFIESTO FUNDACIONAL

Son tiempos oscuros, tiempos de sueño e inconsciencia, tiempos de hipnosis colectiva. Son tiempos extraños. Con entusiasmo suicida, nos entregamos en manos de un becerro que ni siquiera es de oro, sino de barro y mentiras (con un baño de oro por encima, para que parezca de oro, pero es de barro, si rascas con una moneda o una llave, por ejemplo la del buzón, y miras por debajo, ves perfectamente que es de barro), en manos, insisto, de imitadores de sacerdotes: políticos acéfalos y obedientes, servidores de falsos dioses, que no dudan en sacrificar víctimas inocentes a cambio de casonas reformadas y piscinas con jardín (con un seto alto para que no se vea el jardín).
Es hora de reaccionar, es hora de abrir los ojos y enfrentar la realidad. ¡Despierta, imbécil! ¡Tienes que enfrentar el mundo! Únete a nuestro movimiento con el ánimo henchido, la voluntad enhiesta, y el estómago... ahíto. Sin bostezar. Sobre todo, es muy importante: no bostezar.

Qué es y qué no es «Despierta, imbécil».
Decálogo del Insomne.

1.- «¡Despierta, imbécil!» no es un movimiento político, pues abomina de la política de los seres dormidos. No es un movimiento de izquierdas o de derechas, intervencionista o liberal, es un puñetazo en la cara de los que duermen y los que quieren que durmamos, un escupitajo en el ojo de los que guían nuestros destinos, un insulto aullado al viento de los mediocres.

2.- «¡Despierta, imbécil!» no es un movimiento «antisistema». No llevamos jerseys gruesos de lana, ni lanzamos adoquines, ni nos embozamos con pañuelos palestinos para asaltar las hamburgueserías en que acabamos de comer. Estamos dispuestos a sacrificar nuestra propia vida para permanecer en la vigilia, sin renunciar al dolor que esto conlleva.

3.- «¡Despierta, imbécil!» denuncia la gran y global estafa del sistema bancario mundial, denuncia que las reglas están amañadas, denuncia que el 90% del dinero que circula en el mundo no es real, denuncia el sistema crediticio por el que la banca cobra intereses por préstamos que no hace, ¡es dinero falso, intangibles anotaciones electrónicas, nos entregan humo a cambio de sangre!

4.- «¡Despierta, imbécil!» combate la hipnosis colectiva que impide la existencia real del individuo al convertir el librepensamiento en una marca residual de marketing. ¡Somos la resistencia al rescate del individuo!

5.- «¡Despierta, imbécil!» detesta la Economía oficial y las verdades impostadas de las Facultades, infecciones docentes propaladas desde el núcleo de la mentira. Educan a nuestros educadores para que nos injerten el sueño falsario de un conocimiento dañino.

6.- «¡Despierta, imbécil!» no cree en la igualdad automática entre los seres humanos, porque no son iguales el moral y el ladrón, el esforzado y el perezoso, el mentiroso y el honesto. Cree en el mérito personal, el esfuerzo, la conciencia y la renuncia.

7.- «¡Despierta, imbécil!» se ríe de quienes quieren cambiar el mundo pero no quieren cambiarse a sí mismos. Es un movimiento de total compromiso, gestado desde la responsabilidad individual y el verdadero deseo de cambio. No nos plegamos a consignas ni fórmulas, y somos impermeables a la influencia interesada de quienes buscan el consuelo hipnótico de la falsa solidaridad. ¡Somos insomnes!

8.- «¡Despierta, imbécil!» es un movimiento para los que piensan, no para los que reclaman manuales de instrucciones.

9.- «¡Despierta, imbécil!» es la última oportunidad para el que se complace en ser sapiens y apenas es habilis, para el aletargado y el cómodo, para el que sueña despierto. ¡Despierta, imbécil! ¡Despierta!, ¡despierta, imbécil!

10.- «¡Despierta, imbécil!» denuncia que estamos en manos de seres dormidos y reclama una reacción personal e inmediata de quienes estén dispuestos a pagar el precio de la vigilia. ¡Es preciso realizar acciones diarias de despertar, lanzar al mundo un mensaje personal y diario que cree un bando alternativo! Estamos diezmados, es una pelea desequilibrada, pero no renunciaremos al único de nuestros derechos: DESPERTAR.

Martín Circo Martín
Fundador del movimiento «¡Despierta, imbécil!»

¡Despierta, despierta ahora, despierta a la verdad que, como un vecino impertinente, llama hoy a tu puerta!

Porque tal vez no vuelva a hacerlo.

Víctor

Y recuerda: Todo esto es mentira...