19 de noviembre de 2007

Oxímoron

Llego tarde y, como es pronto, espero sentado de pie.
Limpio la humedad seca de mis labios, ensuciándolos. Me río, muy serio, mientras amanece la noche. Toda la luz oscurece el pequeño paisaje sin límites de este interior tan externo. Algunas gotas se secan, mojándolo todo. El frío cálido me recuerda qué voy olvidando. Decido empezar a quedarme quieto y llego al otro lado, justo en el mismo sitio. Demasiado para algunas cabezas siempre es poco.
Así que digo la palabra, en silencio:
Hola.
Todos oyen. Nadie escucha.

Me parece bien verlo mal.

Fuente: Tormentas en la mente

No hay comentarios: